domingo, agosto 10, 2008

Heces fecales

De vez en cuando saco la correa y camino con Buk por mi barrio. Es muy común que en el trayecto nos encontremos con heces fecales, incluso él mismo ha tirado su carga en los portones de los vecinos. No me preocupo, porque seguramente otro perro está haciendo lo mismo en la puerta de mi casa; de alguna manera siempre se presenta un equilibrio.

La mayor parte de mis vecinos aprendió a leer devorando la nota roja de los periódicos, muchos de ellos evitan que sus hijos pisen una escuela por temor a hacerlos tontos. Entonces los niños aprenden lo necesario con la violencia intrafamiliar o las rencillas de la calle. Poco a poco van tallando sus rostros como si fuera un pedazo de madera hueca.

Al crecer roban, delinquen, se casan, tienen hijos y con ello permiten que el ciclo se perpetúe. Pobreza, marginación, ignorancia. Muy pocos logran romper la tradición familiar, entonces salen del barrio, se convierten en policías y regresan a reclutar más cuadros. Podrían pasar mil años y podríamos seguir anclados en el fango. No hay más.

El paseo con mi perro sigue y el parecido con una favela surge de inmediato, pues a pesar de que todas las casas son diferentes entre sí, el panorama es el mismo: puertas corroídas por la humedad, cocheras de terracería, grafittis y amenazas de muerte entre pandillas pintadas sobre las bardas de las escuelas, autos abandonados, varillas saliendo de las paredes esperado los ahorros para seguir con la construcción, vidrios rotos en las ventanas, niños descalzos, adolescentes inhalando solventes, mujeres con pésimos tatuajes, adictos y ladrones de poca monta asaltado a los novatos.

Aquí vivo, aquí me he criado. Ése es el México que conozco y el maldito país de porquería del que soy parte. El mismo que está colmado de pobres y una clase empresarial mezquina y rancia; el único lugar donde la estupidez a carcomido las mentes que todavía siguen pensando que la policía y el ejército patrullando las calles protegen a la ciudadanía. ¿En que otro lugar puede existir gente así?

Hace unos días me enteré por los periódicos que el consorcio de ropa y accesorios deportivos Martí y Sport City fue vendido en mas de 500 mil millones de pesos, cifra que mi mente no alcaza a concebir. El dueño, Fernando Martí, demostró que los millones pueden más que la vida de su hijo, pues Alejandro, un niño de 14 años fue secuestrado por una banda de policías federales.

Todo el evento me tiene sin cuidado, ya suficientes problemas tengo lidiando con la violencia de mi barrio y la escasez de dinero. Sin embargo el secuestro del niño empresario despertó mi morbo, pues su cuerpo fue abandonado a unas calles de donde vivo. Entonces traté de concebir el grado de imbecilidad de los policías-secuestradores al no tener idea de la fortuna de la familia Martí y que solo hayan exigido 5 millones de pesos por la vida del niño. Pero lo que me produjo asco fue que el padre no haya accedido a pagar de inmediato la ínfima cantidad.

Como ya es costumbre, los presentadores de noticias y columnistas de periódicos cerraron filas generando un discurso de odio y de linchamiento en contra de las clases bajas pues asumen que la delincuencia surge de la pobreza. Se exige la pena de muerte y cadenas perpetuas al escalafón más bajo de la sociedad. Se nos acusa de delincuencia organizada cuando las balas que siguen matando personas tienen grabado el escudo de la policía. Vaya manera de ser democráticos.

Regreso a casa y tal como lo esperaba Buk olfatea la mierda de otro perro; ya ni me inmuto, el país funciona con toda normalidad.

israel chávez reséndiz
2:23am

2 eyaculaciones:

cómo va eso canalla! Buena forma de limpiarte por dentro,
lo de describir con conciencia
a tu forma
jodiendo la paciencia.
se sale.
No sé si sacarás otro número de cocaína zine o como va el rollo.
Un saludo guey.

Mi estimado Galeno del Mal!! ¿Qué transa con el fanzine?; yo nomás aguardo la confirmación del nuevo número para enviarte el texto, espero se arme.
Mucha furia poética!
Saludos.