lunes, octubre 01, 2007

Una cerveza de nombre derrota

* para Jk
mi tumor inextirpable

Hay días que con solo levantarme siento nausea, vomito. No es para menos, mi vida es bastante mediocre, tal como el país en el que vivo y la gente que me rodea. Aunque tengo que aclarar que hay diferentes tipos de mediocridades, por ejemplo, muchas personas no leen ni en defensa propia, se sumergen en frivolidades. Devotamente digieren la mierda que les dan a consumir, ya sea futbol, dios o sus grados académicos; yo pierdo mi tiempo entre los libros, los observo, los contemplo, a veces los leo, pero lo que me gusta es escribir aunque lo haga mal y batalle para hacerlo.

Algún día lograre escribir una obra a la altura de mis desprecios, será entonces una obra maestra. Si todas las cosas fueran tan fáciles el mundo ya habría desaparecido. Todos querrían poder, mujeres, éxito, nos mataríamos unos a otros. Haríamos gala de una elocuente soberbia, avaricia e intolerancia. Por eso bebo, porque a veces me dejo escapar de la realidad, construyo la propia. Es cansado pelear continuamente, mantener la guardia, tengo que respirar, recuperar el aliento, asirme de ti. Volver a decir te quiero. Pero no, el alcohol se acaba, se consume como la punta de mi cigarro de marihuana y poco a poco voy cediendo de nuevo a mis no éxitos, a mi no poder, a tu desfachatez.

Hay tanta podredumbre en el hecho de ser hombre y tanta pujanza, tantas ganas de vivir, tanta terquedad que mírame, estoy, y eso es lo que importa. Mientras siga vivo escribiré aunque quemes mis textos con el alcohol que irriga mi sangre. Porque es difícil vivir con ese odio, con la derrota a cuestas, bebiéndola a la menor provocación.

23:46
israel chávez reséndiz
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“La cama es el sitio donde duelen más las heridas amorosas. Donde no existen las suturas. El filo se clava más hondo en la cama, y aquella cicatriz permanece hasta ser tufo. Sobre todo cuando la mujer te cierra las piernas. O cuando menos que las cierra para ti. La mujer es capaz de soportar semanas, meses, talvez años completos sin abrir las piernas a hombre alguno, que es decir, en primera instancia, a su hombre. Y justo se ríe de ese hombre. Porque el hombre no tiene esa resistencia, o no más de una semana. Digo que lo tiene a sus pies. Se desnuda delante de él, se mira en el espejo y se mete a la cama. Pero no se deja tocar. Entonces aquel hombre se revuelca en su impotencia. El punto no es si lo merece o no. Si se ha hecho acreedor a ese sufrimiento. La cosa es mucho más simple. El siguiente paso habría de ser masturbarse delante de aquella mujer. Pero no todos los hombres tienen esos arrestos. Masturbarse como único modo de sobrevivencia ante la crueldad de ella.”


Eusebio Ruvalcaba. Una cerveza de nombre derrota. Oaxaca: Almadía. 2005. 142 p.

1 eyaculaciones:

"TODAS LAS COSAS EN EXESO SON BUENAS..."
Marques de Sade