lunes, julio 14, 2008

Pinchazo

Últimamente la única comida que conozco es la que encuentro en los paraderos del metro. No es que me sienta orgulloso de ello, pero la gente que me conoce, no dudaría ni por un segundo que mis bolsillos están completamente quebrados y que no tengo otra opción. Así que el miércoles, como ya es mi maldita costumbre llegué hora y media tarde a una cantina del centro de la ciudad.

En el camino tuve bastantes agruras y estuve a punto de vomitar varios grumos de grasa rancia que tragué antes de abordar el metro. No obstante mi malestar, el comercio ambulante de música y la mendicidad de los ciegos siguieron con mucho éxito. En muy poco tiempo el sudor de los otros pasajeros se mezcló con el calor sofocante de sus cuerpos y la nausea aparecía a cada instante. De hecho lo único que me sostuvo hasta el final del recorrido fue la imagen de un sorbo de cerveza completamente helado. Cosa que cumplí sin menoscabo.

Cuando entramos, evitamos la bienvenida del cantinero y fuimos inmediatamente en busca de Raúl. Sinceramente, no tuve cabeza para excusar mi retraso, cosa que no le importó a nadie. Así que nos saludamos y fuimos directamente a lo nuestro. Alzamos la mano y pedimos tres cervezas completamente heladas. Comencé a tirar algunas palabras de aliento, pues la idea era festejar un año más de fastidio de Raúl, cumpliría un año más trabajando tras el diafragma de su cámara fotográfica. En seguida, la hermosa Jk tomó un limón y lo exprimió entre sus labios, respiró profundamente y deglutió toda su bebida de un solo trago. Excelente, una muestra de su carácter.

Pasaron las cervezas y la música empeoraba cada vez más. Mientras tragaba bocanadas de aire no pude encontrar nada en qué entretenerme, de tal forma que los silencios fueron ganando terreno en nuestra plática. El tiempo corría y llegó más clientela pero ninguna con los arrestos suficientes para sostenerme la mirada lasciva que disparaba a la menor provocación. No sé quién toco el tema del fanzine. Comenzamos a reír de nuevo y le dimos forma a lo que sería el festejo de presentación. Acordamos muchas cosas, pero de lo único que me acuerdo fue que sería el vienes 11 de julio en casa de Raúl. Llevaríamos una computadora retacada de música con la intención de reventar sus endebles bocinas.

Llegó la fecha y de nuevo a sumergirnos en el metro. Tomamos los atajos adecuados, caminamos un rato y tocamos la puerta del departamento de 80m2. De inmediato los saludos, los frotes de piel, las sonrisas. En diez minutos montamos el backstage y salimos en busca de nuestra dosis de alcohol, las drogas fuertes llegarían después.

Tal como lo esperábamos, los invitados comenzaron a llegar después de las 9pm. Los primeros fueron el tatemas, el oscar, el gordo y otro valedor. Como corresponde, les invitamos un trago y ellos generosamente sacaron el jale de yerba; así que mientras se formaba una pequeña atmósfera alucinógena, tocaron la puerta y entraron media docena de médicos; dos segundos más tarde le cayeron más compañeros fotógrafos y en eso entró una llamada a mi móvil. Me preguntaban qué tan rudo sería el festejo, pues en la invitación se parloteaba con supositorios alucinógenos y operativos policiacos. Aclaré las cosas, pero advertí nadie saldría vivo de ahí sin haberse intoxicado con algo. Que la banda decidiera con qué. Cocaína zine sería presentado.

Así que mientras Joy division sonaba entrecortado por las bocinas de la pobre computadora, fueron abriéndose paso un par de pesados amplificadores por la escalera del edificio. De repente se dejaron ver los estuches de un bajo y una guitarra eléctrica. El bombo y la tarola no se quedaron atrás. Mágicamente se logró un espacio entre algunos borrachos que ya se habían acomodado a un costado de la consola de audio. Muchas manos se movieron conectando cables o afinando cuerdas. La cerveza circulaba normalmente y las drogas duras comenzaron a salir. El festejo iba materializándose.

La vibración de las ventanas del apartamento inyectó de emoción a los adictos que se reunieron alrededor, de repente se escucharon tres poderosos acordes y el estruendo de nuestros pechos por las notas del bajo. Las miradas se concentraron en el vocal y un sólido baquetazo inauguró el maldito rock de toda la noche. El slam no se hizo esperar, los madrazos de los amigos tampoco, ni los exóticos bailes de mierda. Reflexioné un poco y pensé que del desorden, de la apatía, de la desorganización, de los acordes, de las caricias, de la literatura rancia, de nuestro estúpido realismo sucio, de toda la porquería reunida se fue construyendo el festejo.

Sinceramente no recuerdo con precisión quién asistió a la presentación y la verdad no me importa, lo único que sé, es que los que desperdiciaron la noche del viernes en esto, se excitaron, se pincharon y ya no se van a poder desintoxicar. A huevo!

Gracias a todos.

Israel Chávez Reséndiz
0:05hrs

1 eyaculaciones:

La neta, a este desmadre si quería ir, fuera de mamadas y de mariconadas. La neta, no tenía ni un pinche clavo, ni para las chelas, ni para el tabaco, ni pal metro. Pero espero que hayan más, y no lo dudo, porque si esta revista se sigue actualizando va a pegar chingón.
CamarAss, espero que ya pasen las vacaciones para vernos titulados.