lunes, marzo 17, 2008

Estoico

No estoy conforme, no me bastó con degustar la entrepierna de las mujeres caribeñas, sigo empecinado en saciar toda mi libido con autenticas mulatas. Me gusta el color oscuro, el hedor sexual. Pero mi realidad es otra; es cierto, vivo en un país de porquería y siempre voy directo al fracaso, no lo puedo evitar. Por ejemplo, estas últimas semanas un estúpido columnista se preguntaba que ¿Quién quiere estudiar filosofía en México?, alegaba que si bien las humanidades producían una enorme cantidad de conocimiento artístico y cultural, este es completamente inútil pues no se mercantilizaba como “debe ser”, que reflexionáramos sobre nuestra improductividad monetaria porque qué filósofo, escritor o humanista negaría recibir las ganancias de conferencias impartidas o de libros publicados. Que por qué aborrecíamos el gran capital de las trasnacionales. Alegaba con esmero por qué todo el tiempo hemos desperdiciado la gran catapulta que capitalizaría nuestra producción intelectual.

Sé que el estado me ha cooptado, ya no soy un anarquista pues toda la educación que culminó en un título universitario ha enterrado cualquier brote libertario. Ahora frecuento cantinas y pulquerías de poca monta; los plantones, huelgas, panfletos y fanzines quedaron atrás, en mi adolescencia. Maldita sea la hora en que me convertí en lo que más odiaba. He claudicado, comienzo a envejecer, no me importa la política. A mi pesar, nunca se privatizó el hambre y la miseria. Las banderas negras desaparecieron de mi mente. Solo busco intoxicarme, construir mi realidad, esperar mi muerte.

No es fácil vivir con el odio a cuestas, sin dinero, completamente vacío. Me pregunto si algún tratado posmoderno o metafísico podrá explicarme porque delego mi existencia en el dinero, al consumismo. Ahora sé que sin dinero, nadie es. Así podríamos vomitar toda nuestra jerga crítica sobre el estado, el ser y el tiempo y llegaríamos al mismo lugar. Sin dinero nadie es, y no aceptaré el mote de ultraderechista. No aceptaré comentarios tan estúpidos como los de un columnista financiero. A quién diablos le importa la literatura, el arte, la historia. ¿a la burguesía? ¿al impasse intelectual?

Vivo de un oficio, me alimento con las monedas que gana la mochila de herramientas que traigo cargando. Con martillo, sierra, taladro y clavos puedo sobrevivir. No pienso limosnear convocatorias o concursos literarios. Soy un obrero, parco y vulgar. Fantaseo con las letras: estoy convencido que algún día escribiré una obra a la altura de mis desprecios, será entonces una obra maestra… Mientras tanto, estoico, esperaré el siguiente trago.

israel chávez reséndiz
0:34hrs

1 eyaculaciones:

Q tal cabrón, luego me cuentas como te fue por allá. Ya veo que vas tomando un estilo lierario muy vergas. Por otro lado ¿qué pedo con tu tesis? yo por el momento estoy en putiza corrigiendo mamadas q me tienen hasta el pito. tienes el puto messenger wey, a ver si me agregas. te dejo mi correo de hotmail:
paramo_j@hotmail.com,