Porquería decembrina

He dicho innumerables veces que me gustan los excesos, cualquier persona que me conozca puede comprobarlo y dar fe de ello. Mi propia hermana ha dicho que no llegaré a los 30 con el hígado completo; espero que para ese entonces haya terminado su carrera de medicina y pueda traficar algún remedio. Sin embargo, los espasmos de rabia que me provoca la porquería decembrina son intolerables. Es de notar como la hipocresía va creciendo conforme se aproximan las fechas de navidad y año nuevo. Todo rosa, todo risas, buenos deseos y sinceridad: basura. Me cagan estas fechas de consumo, fanfarronería, hipocresías, y falsos cariños, me caga porque son puras palabras y actitudes bien desechables; como la puta gente que las reproduce; pienso que la valía de las personas se corrobora a diario, con cualquier gesto, grosería, pelea, vomitadas en borracheras y cosas por el estilo. Incluso con los desprecios, pues de esta forma se conoce quién esta detrás de los rostros. Sin mascaras, sin poses, tal cual. Desdeño sobremanera, e incluso con tintes racistas, las actitudes de “sinceridad” y “amabilidad” forzadas. Considero que la camaradería se descubre sola, no hace falta que se le empuje por ningún lado, surge. Hay quien secunda el alcoholismo y muchas veces, se prenden de él también. Lo rescatable es que aún sin licor, te escuchan, hablan.

Lamentablemente el enajenamiento televisivo corroe más mentes de lo normal. No importa si estas han pasado por la universidad o no, el método es el mismo, “mensajitos” y “buenos deseos”; no pienso doblegarme. La papelera de reciclaje de mi computadora esta llena con porquería decembrina; creo que una escupidera me vendría mejor. Puta madre, comienza otro año.

israel chávez reséndiz
23:41hrs