miércoles, septiembre 16, 2009

De nuevo

Chávez siempre disfrutaba de un whisky en las rocas. Lo preparaba minuciosamente, a detalle, casi como cuando le hacía el amor a su mujer. El quebrar los hielos del envase de plástico le producía una sonrisa demoniaca, la misma que soslayaba al devorar los tirantes del sostén. Mientras vertía el líquido, recordaba el sudor que producía el vaivén con J; rescataba ese olor de la entrepierna. Fuerte, corrosivo, desgarrador. Casi como polvearse la nariz antes de tocar punk.

israel chávez
22:00 hrs
[estracto de novela]

2 eyaculaciones:

y luego... te caíste de la cama y despertaste todo meado y cagado.