viernes, mayo 02, 2008

Cash

Son las 10:00pm.

Acabo de levantarme con un pésimo aliento. Regurgito y todavía siento correr el último trago de mezcal barato por la garganta. Me mata la cabeza, es un dolor punzante e hiriente. Sudo a chorros, hiedo a suciedad y porquería, seguramente eso explica por qué tengo la ropa manchada con lodo y los nudillos maltratados. Siendo sinceros, no me importa, pero apesto.

Por la mañana regresé a la escuela donde imparto clases de preparatoria. Los alumnos me recibieron con su acostumbrada mediocridad, apatía y desgano. Desdoblé los papeles de mi mochila, me puse los lentes y comencé a escribir en el pizarrón. La clase hablaría sobre la Ilustración y cosas de filosofía política: Mostesquieu, John Locke, Rosseau, Voletaire, Diderot. Tomé una botella de agua, le di un sorbo para aliviar la deshidratación que produce el alcohol, acomodé el cuello de la camisa y comencé a balbucear.

Durante la clase solo pensaba en recibir mi sueldo por un mes de trabajo. Bajar por mi dinero y escupirle en la cara a la directora del plantel. Gritonearle por su intromisión. Incluso haber roto alguno de los estúpidos diplomas que adornan su oficina; hacerle notar su increíble incultura y vulgaridad. No toda la literatura es Rosario Castellanos, Ángeles Mastreta o Carmen Boullosa. Al diablo con su feminismo, con su traje sastre y el eterno reclamo de “ser presentable” y controlar mi alcoholismo. ¿A quién diablos se le ocurre amenazar a un adicto que está perdiendo la cabeza? ¿Quién le aconsejo condicionar mi pago si llegaba otra vez con la resaca a cuestas? ¿Qué no es suficiente la tortura? Sus alumnos, su analfabetismo, su arrogancia, su estupidez.

Quise cobrar y salir disparado al picadero donde trabaja la mayoría de mis alumnas. Divertirme con ellas. La verdad fue inevitable después de tantas invitaciones, cortesías y roces de piel. Es curioso porque al inicio me trataban como un cliente especial, se dirigían a mi persona como “el señor profesor”, me ofrecían lo mejor de la casa: Más mujeres. Las drogas eran lo de menos.

Pasaron cuatro horas. Como era viernes, mis alumnas se quedaron al final de la clase y me mostraron su nuevo videohome-porno. Sacaron su celular y presionaron play. La calidad de imagen no era muy buena, sin embargo el audio era lo mejor, lo excitante. Las jóvenes aparecían completamente drogadas balbuceando: “Libertad, igualdad, fraternidad”, “la propiedad es un robo”, “patria muerte venceremos”; bailaban desnudas sobre el obeso cuerpo de su proxeneta. Gemían, gritaban, se drogaban. Al final de la producción, aparecía a cuadro una felación, “A” miraba directamente a la cámara mientras deglutía algunos mililitros de semen y sacaba una hoja de papel. La cámara hacía un segundo paneo y enfocaba las letras: “Con cariño para el profesor de historia. Para que vea que yo SÍ aprovecho mi tiempo y mejoro mi dicción”.

Siendo sinceros quedé impresionado por semejante detalle. No hay duda, las jóvenes tienen potencial. Efectivamente, la escuela no era lo suyo pero fabricaban más dinero en un día de lo que yo en un mes. Las felicité y les deseé mucho éxito en su nuevo negocio. Abrirían una página web para vender sus producciones fílmicas.

Cobré mi dinero y salí del edificio. Entre mi ropa busqué los antiácidos y los tomé con un trago de cerveza. Sin pensarlo seguí caminado y me topé de frente con la puerta metálica de la microempresa estudiantil. Abrí la puerta y entré de nuevo. Me atendieron como era de esperarse y dejé que el tiempo pasara.

No sé como llegué a mi casa, ni por qué sigo tirando mi vida en la academia. Creo que tampoco es lo mío. Lo sé porque sobre mi escritorio hay solo siete monedas de muy baja denominación. Lo pienso un poco y sí, ahí esta el resultado de cinco años de universidad. Tomo otro vaso de agua y pienso que falta mucho para amanecer.

Israel Chávez Reséndiz
0:34hrs

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1 eyaculaciones:

AAAAy Israel..me recordaste mucho a un tío...porque será...porqué será?...me late lo que escribes....a ver si luego te das un tiempo, y te daré un tour por unos congales que seguramente te darán tela pa´ escribir...jajajaja..un abrazo grande!

Pavlezka

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