domingo, febrero 10, 2008

Fanfarronería

* con admiración para el E. A.

Durante dos semanas observé que el tiempo no pasa en balde. Mi hígado me lo recuerda cada vez que amanezco entre escombros de lo que una noche anterior fue una fiesta o un bar. Es de notar que los litros de alcohol que han recorrido todos los tejidos de mi cuerpo han dejado huella en él. No concibo ningún pasado sin las peleas que he provocado o las veces que me han roto la nariz. Sería un pésimo cliché decir que las cicatrices son la memoria viva del pasado, pero el tiempo te asalta de un solo golpe cuado te reflejas en un chamaco de apenas 18 años. Enseguida te viene la metralla de recuerdos, de las expresiones groseras que utilizabas hace 8 o diez años, de lo valiente y malencarado que te comportabas frente a las mujeres o de la fanfarrona actitud frente a la vida. Ahora que lo veo, siempre me quejé sin tener un poco de certeza del por qué lo hacía, pero ya que sé, no tengo las mismas fuerzas para combatir.

He visto en muchas ocasiones personas de escasos siete años drogándose o intoxicando su cuerpo a la menor provocación, debo decir, que la mayoría de estas personas no se encuentran “en situación de calle”, al contrario, son “hijos de familia”. Pequeños bravucones que no desperdician su tiempo en la escuela y que eligieron formarse entre botellas de alcohol y cigarros marihuana. Hombres de verdad.

No hace falta presumir un tatuaje o las huellas de un navajazo para saber que la juventud esta llena de fuerza y coraje. No hace falta que me digan que son de “Tamaulipas” para saber que hay que andarse con cuidado con los batos locos forever. No hace falta que se sinceren para saber el grado de entereza y ecuanimidad que disponen los morrillos de 17 años. No hace falta, lo sé y lo admiro.

Lamentablemente muy poco de ellos elegirían la literatura para hacerse respetar, pues sería más fácil conseguir un certero AR-15 y disparar unas cuantas balas para buscar la posteridad. Sin embargo, los que se entretienen dibujando vocales y consonantes no tienen los arrestos suficientes para ejecutar lo que redactan en sus novelitas rudas y malencaradas. Vaya contradicción. Por un lado se tiene la fiereza ignorante, pero por otro: el engaño fanfarrón, pues de qué sirve proyectar una imagen ingobernable cuando somos domesticados por niñitas de la ibero, de qué sirve autodestruirse hasta el cansancio con afanes literarios o empolvarse excesivamente la nariz con el trabajo de papá: el servicio por cable, me lo paga papá; la ropa de marca, me lo paga papa; las putas de calle, me lo paga papá; paga, paga, papá, papá…me lo paga papá. Pura basura, bah!

Alguna vez escribí que no hay peor sobredosis que la realidad y así lo creo. No me trago la pose de rudeza literaria o de irreverencia cultural, me quedo con la franqueza de la ignorancia.
Israel Chávez Reséndiz
10:40pm

“Siempre es mejor permitir que sean las propias personas quienes se estrangulen con sus manos o se den de topes contra la pared.”

* Guillermo Fadanelli. Malacara. México: Anagrama. 2007. 193 p.

1 eyaculaciones:

Que hay Mr.

Disculpe mi depistez, pero no entendí si este texto es tuyo o es un extracto del libro que mencionas.

De todas formas es una buen estudio de verdades, tienes una forma neta de ver la vida, eso se ve a leguas.

Saludos.