martes, junio 26, 2007

Desesperanza

Siendo las 8:00AM del lunes 25 junio de 2007 murió Cuca. Mi abuela. La señora que me crió, me alimento y regalaba pizza el día de mi cumpleaños. Me lastima no saber a que edad abandono su cuerpo y lo depositó en una caja de madera roja. No sé por qué esperé hasta escribir estas líneas para llorarla. No sé por qué me hice el fuerte frente a ella ahora que esta muerta, si cuando era un niño le lloraba para que me consintiera.
Si mis padres son mi columna vertebral, ella era (fue), la médula ósea que animaba este maldito cuerpo. Ahora ya no es. No es nada. Es muerte, es cuerpo sin vida. Inmóvil. Quieto. Frío. Solo. Es ese rostro cubierto por un cristal, con un crucifijo en la frente, con maquillaje y algodón en la nariz. Son estas putas lágrimas que no paran de salir cuando escribo. Es llorar solo, frente a una máquina que interpreta mis emociones y las convierte en palabras. Es mi pinche redención, mi refugio, mi trinchera. Mi yo. Mis letras. Mi abuela. Muerta, muerta, muerta. Es la no-existencia, es sufrir el sufrimiento de mi madre. Escuchar los putos rosarios, las plegarias, ver el hipócrita arrepentimiento. Es el maldito funeral.

Desde las 9 de la noche me quede hipnotizado con su entera presencia. Quitecita, ahí, guardada para siempre en su cajón de madera. La mire horas, no lloré, ninguna lágrima. Nunca lloro. Pero ahora estoy deshecho. En el suelo. Sufriendo el dolor de mi madre.
Cuca te amo. No hay más. Siempre lo supiste. Pero dime, de dónde me sacas tantas lágrimas, ¿de dónde?

Israel Chávez Reséndiz.
4:27AM

7 eyaculaciones:

Kabrón: contigo estamos aun en este pitero espacio. Sinceras condolencias, de Protomacho a Protomacho, pues a quién como nosotros no nos crió la Madre Abuela? Comparto tu dolor, pues tus palabras reabrieron la llaga que causo la muerte de mi Maya. De mi madre abuela Maya.
Besar esa carne fría fue lo ultimo que hice antes de cerrar su caja de metal, de eso hacen 7 años, y todavía se me aparece en sueños...
Y a huevo, siempre supieron lo bien amadas que fueron en vida, ahora en muerte.
No hay palabras Israel, no hay palabras que te alcanzen al lugar donde tú estas ahora, solo. Pero alzamos los brazos, tu infierno está allá arriba, con los ojos, te divisamos.
Mi abue recibirá a tu abue kabrón, por ellas a demostrar lo kabrones que nos hicieron, lo hombres, lo chingones que somos.
Y sigo sin alcanzarte amigo, pero kiero, tus palabras son don, no dejes de honrar a tu abue como hasta ahora.

Uriel E.

Lo siento mucho carnal.

Yo también estoy esperando esa llamada maldita que me avisa que mi abuelita ya no exista.

Un abrazo. Mejor dos.

Pues que mal pedo cabrón. Te dejo esto, te hará sentir ésta perdida de una manera diferente.

Delia Elena San Marco

Nos despedimos en una de las esquinas del Once.

Desde la otra vereda volví a mirar; usted se había dado vuelta y me dijo adiós con la mano.

Un río de vehículos y de gente corría entre nosotros; eran las cinco de una tarde cualquiera; cómo iba yo a saber que aquel río era el triste Aqueronte, el insuperable.

Ya no nos vimos y un año después usted había muerto.

Y ahora yo busco esa memoria y la miro y pienso que era falsa y que detrás de la despedida trivial estaba la infinita separación.
Anoche no salí después de comer y releí, para comprender estas cosas, la última enseñanza que Platón pone en boca de su maestro. Leí que el alma puede huir cuando muere la carne.

Y ahora no sé si la verdad está en la aciaga interpretación ulterior o en la despedida inocente.

Porque si no mueren las almas, está muy bien que en sus despedidas no haya énfasis.

Decirse adiós es negar la separación, es decir: Hoy jugamos a separarnos pero nos veremos mañana. Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros.

Delia: alguna vez anudaremos ¿junto a qué río? este diálogo incierto y nos preguntaremos si alguna vez, en una ciudad que se perdía en una llanura, fuimos Borges y Delia.

Jorge Luis Borges - El Hacedor

Que tu y tu familia no sepan mas de dolore

La muerte no es más que una broma, se nos va el cuerpo, pero la esencia permanece. Ánimo Isra! Está bien llorar de vez en cuando, no se vale hacerse el fuerte cuando nos está llevando la chingada.

un abrazo isra, dos besos y miles de fuerzas.
Elisa

Bueno, soy nuevo en tu blog. No puse atencion a la fecha en que escribiste eso, pero ¿acaso eso importa?

El dolor por un ser amado jamas se va. Sin embargo, quiero creer que tienes las mismas pelotas con las que escribes, para superarlo y seguir adelante con tu vida, sea como esta sea.

Un placer leerte!