sábado, marzo 17, 2007

Reporte de lectura 3

Xavier Velasco. Èste que ves. México: Alfaguara. 2007. 241 p.

La primera vez que leí a Xavier fue con su “eyaculación precoz” Diablo Guardián, obra que, además de ganar el premio Alfaguara de Novela 2004 se llevó el aplauso y la admiración de muchos críticos. A mi gusto es una de las mejores novelas mexicanas contemporáneas que he disfrutado hasta la médula. Quién no quisiera pegarle un manotazo sexual a Violeta, escupirla, asesinarla, disfrutarla. Timarla. Quién no quisiera estrellarse contra una pared de roca volcánica en un corvette amarillo a más de 350 Km/h. Quién no quisiera autoinmolarse lleno de drogas sintéticas. Díganme, quién no?



Ahora Èste que ves debo decir que no le llega ni a los tobillos al Diablo Guardián, es más, no es comparable siquiera con el Materialismo Histérico. No la neta no.
Este último trabajo de Xavier deja mucho que desear. Tiene una fluidez narrativa muy buena, apresurada y ágil. Pero no es suficiente. Tiene cuatro capítulos, el que vale por los 4 es precisamente el último. “El salto”. No lo compren, ahorrense 150 bucks, mejor esperen a que su biblioteca lo haga y fotocopien el final.

“Quiero borrar los miedos que se fueron y empiezo por nombrar a los fantasmas. Los estoy invocando, en realidad. Les suplico que vengan, tanto como les pido que se larguen. Querer saltar con el paracaídas, querer volver a tierra en el avión. De esas urgencias dobles y encontradas se alimenta este juego de espantos anhelantes. Quiero lo que no quiero. Los escritores pueden morirse de hambre, pero de lo contrario se aburren mortalmente. Un contador de historias que no puede contarlas es un niño encerrado en el hospicio, y puede que algo peor pues al menos en el hospicio se ganan experiencia y memoria. Sin ellas no hay historia, ni relato, ni nada. Por ellas uno se hace capaz de cualquier cosa.”
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Luis Sepúlveda. Patagonia Express. México: Tusquets. 1995. 178 p.

Nunca antes había leído o escuchado a Sepúlveda. Pero fue literalmente “regalo de un ángel” y me encantó. Gracias.













Pd. Nótese del fetiche que tengo cuando desenvuelvo un libro nuevecito.

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