lunes, agosto 27, 2007

no hay peor sobredosis que la realidad

Algunos poetas dicen que tenemos que cultivar nuestra soledad, alimentarla a diario, fortalecerla.
En lo particular, la soledad me parece otro acto de autentica autoinmolación. Me aterra. No quiero conocerme, no quiero saber si todavía hay algo debajo tanta mierda. La soledad se acentúa más con la depresión. Aunque se diga que ésta deviene del saberse acompañar.

El desgano saca a flote tus carencias; la fatiga pulveriza tus esperanzas y el insomnio confirma que todo lo anterior es cierto. Que vas en picada. Que no hay peor sobredosis que la realidad. Montados en una motocicleta a 200km/h, parados justo en el borde de un edificio, con un litro de alcohol en la sangre, con una escuadra apuntada al interior de tu cabeza o con lo corrosivo de tu desprecio puedo cuestionar la valentía del no-suicida. Quiero convencerme que puedo desintoxicarme de ti, pero es una locura creer que eso sea cierto. No quiero y no puedo.

Te amo y eso nadie te lo va a quitar. Te amo aunque mi metralla literaria ya no haga mella en ti. Te amo porque soy un pobre diablo para hacerlo. Te amo porque sí. ¿Te importa?


12:26am
israel chávez reséndiz

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