Delete

Dicen que los escritores deben ser disciplinados. Que algunos hasta tienen un horario especial para sentarse frente a la hoja-pantalla en blanco y esperar a que suceda algo. Un punto o una coma tal vez. Otros escriben por impulso, a lo mejor lo imprimen o escrito a mano, arrojan el papel hasta el fondo del escusado, o tal vez llenos de furia, solo aprieten la tecla “delete”.

Yo no soy escritor, justo ahora me avergonzaría serlo, soy malísimo. Pues no tengo puta idea que escribir. Hace un par de semanas me propuse no utilizar groserías, ¡imposible! Síntoma que debo de leer más, no tengo vocabulario y mi sintaxis es muy arrugada y mediocre.

Mi vida no es más que la eyaculación de mi padre, es viscosa, sin sentido, sucia y denigrante. ¿Debería maldecirlo por ello? ¿Debería dejarme vivir? Soy un gargajo, sin flema (debo aclarar). Salí disparado como ferrocarril, me estrellé en el rostro de una hermosa mujer, la más linda que la puta humanidad haya concebido, y voy hacía abajo, lentamente, resbalando como la babosa de un caracol. Dejando en la pared parte de mi cuerpo, de mi sal, de mi yo. Es dudoso que llegue al piso, desapareceré en el camino, tan solo quedará una línea blanca que ya nadie querrá esnifar.

La depresión se ha encargado de la conjuntivitis, no puedo leer. Debajo de mi cama hay cocaína, a lado del monitor están Fante, Sábato, Acker, Wolff, Salinger. Ya NO. Me están prohibidos. Vaya forma de procurar salud: sin drogas, sin libros, sin mujer, sin ti. ¿Qué me queda? ¿Ofrendarte mi asqueroso cuerpo? ¿Aventarte mis libros? ¿Obsequiarte mis tatuajes? ¿Escupirte más poemas? ¿Rezarle a dios? ¿Inmolarme?

Otra vez, es de madrugada. Picoteo el teclado y no sé bien que se escriba en el monitor. Mañana el mundo seguirá, lo despertaras con tu excitante sonrisa; yo no. Rehúso dormir, esperaré a la muerte con mi puño cerrado y la pistola en mi sien, más vale morir por propia mano…o tal vez, tal vez quieras apretar la tecla… […] ¡bang!

israel chávez reséndiz
23:30hrs