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Hoy casi cumplo un cuarto de siglo. 24. veinticuatro años de nostalgias, de fracasos, de errores, de muy pocos éxitos y un sinfín de alegrías. 24 augh. Ya qué.
Desde el sábado comencé con los festejos de mi egocéntrico cumpleaños. Hice una fiesta en casa, cosa que jamás había, hecho. Uno, porque la mayoría de mis amigos, 4, eran muy pocos como para despilfarrar recursos; Dos, porque en la fiesta del año pasado le pillé a uno de mis tíos su casa y le destroce. Tres, porque después de entrar a UNIVERSUM salí de mi burbuja intelectual que me aislaba del resto de las personas. Porque entendí que mis amigos tenían que estar vivos, que no necesitan haber escrito un libro y que no todos tenían que ser del mismo molde. El sábado la pase bien.

La bandera comenzó a llegar desde las siete y la primer tandada de cuates, fueron puras chavas. 6 para ser exacto. Media hora después llegaron Ismael y Quino, dos cuates del entrenamiento. (Nipón Kempo) A las 8 llego el puto del Ociel, Luis, Itzel y Jakeline. (Mi siempre cómplice e inmoral jakeline). Después, no sé a que hora, le cayó el pendejo del Enrique que traía pegado al Macaco y por consecuencia al Alejandro con su flamante playera de Los tigres del norte. Quien sabe cuando, llegó la teporochaza de Liliana, Miguel, Brisa, Ana y una chava que no pude conocer. El Humberto salio de repente de entre los cartones de cerveza y quien sabe como apareció el Manuel con su andrajo de compañía. De un momento a otro llegaron Felipe, Mariana, Cynthia y Harry. Casi al final le cayó Luz, Erik y su chava. (mmh, su chava). Mi hermana Jomi, estuvo triste y solo cuando la voltee a ver me di cuenta del arribo del pendejo de Luis y del Oscar. Sin exagerar, hubo un momento en que parecía desbordarse la casa. No sé cuantos llegaron, ni como le hicieron para dar con el lugar. Pero a todos, si, a todos, les agradezco profundamente haberme regalado un rato de compañía, de estupidez alcohólica, de confidencias de borrachos y –claro- de acabar con mí casa, a pesar de la advertencia, so pena de muerte, de no hacerlo. Aunque debo decir que a las tres de la mañana tuve sentimientos encontrados, porque en plena fiesta que tuvo por meta “trece horas de autodestrucción” decepcione a mi reflejo* traicione a mi sombra y la opaque.

Entre vómitos, baños completamente orinados, suelos hiper-pegajosos, vasos con asientos de combustoleo y chela, con sleepings manchados con porquería de perro, sillones con quemaduras de cigarros, frituras deshechas en el piso y embarradas en la pared, siendo domingo, lamente la ausencia de mucha gente: Varenka, Erika, Berenice, Alicia, Alma, Daniel, Jenny, Valentín, Eder, Janis, El “rata” y su chava franco-mexicana, Eliseo, Iván, Rosalía, del “Chileno y el Memo”, de Mario, Iris, de Chela (bueno, de chela no porque se disculpó una semana antes y además esta en Yucatán), de el pachequísimo wey de chela, del puto del Arturo, de las Adrianas, de Javier, Fernando, Jonathan, Guillermo, Israel, Esmeralda, Gabriela, Jesús (chato), Azul (uyuyuy, de azuuul, que ni la conozco, pero mmhhh), de Lenin y hasta de Lucero.

Hoy, 4dic, me salio todo bien. En la mañana mi asesora de tesis (Susana Biro) me felicitó y me dejo mucho que hacer, deguste unos deliciosos y exquisitos pastelitos, cortesía de jake, vendí mi cacharro (moto 150cc) y a todos los que me encontré hoy, me felicitaron.

Para terminar, quiero presumirles mis tres mejores regalos. 1) el libro que le saco a jake un ojo de la cara: Roberto Bolaño. 2666. Barcelona: Anagrama. 2) otro libro que a petición me regalaron mis dos hermanos, Ulises y Yair. Luis Humberto Crosthwaite. Estrella de la calle sexta. México: Tusquets. Y 3) la incondicional ayuda de Jomi.

Gracias. Mil Gracias. Les juró. Solo pensare en el suicidio cuando este lleno de opiáceos. Amen.

Pd. Ah si, no crean que no me acuerdo de Nadia y mi camarada el Salvador.