sábado, diciembre 15, 2007

Sicarios

No recuerdo con precisión cuando perdí el miedo a escribir y lucir mi pésima redacción. No lo sé. De lo que si estoy seguro es que cada vez que participaba en convocatorias sobre cuento o relato lo hacía con historias relacionadas con el narco, las ejecuciones y secuestros. Por supuesto que nunca gané nada. A menos que obtener una engrapadora, cien hojas blancas y treinta fólderes haya sido el único galardón que he logrado por escupir tantas letras. La verdad siempre he fracasado, no hace falta que lo repita de nuevo, siempre he fracasado con las mujeres, las letras o el alcohol. Soy un mediocre. Sin embargo mi enajenación por la narco-violencia ha sido sublime. Soy un drogadicto; siempre he procurado relacionarme con la cultura que se desprende de las drogas, así sea el uso del lenguaje, la literatura, la violencia, los cócteles sintéticos y las yerbas alucinógenas.

Por tal razón, en una escapada consumista, fui timado por la portada de un pésimo libro: Sicarios de Homero Aridjis. Estoy al tanto de mi nivel de imbecilidad, me dejé seducir por una escuadra apuntándome directo a la cabeza; siento haber confundido el estilo Crosthwaithe de cholos amenazando desde la solapa de los libros. No lo vuelvo hacer. No quiero encontrarme de nuevo con una estúpida y mal-escrita crónica periodística del narco mexicano. Por mucho el tema rebasa la porquería de Aridjis; en su libro no hay nada, ni palabras, ni texto, pura mierda tal vez. Me lo merezco.

Los pésimos ingresos que tengo por la carpintería trato de utilizarlos en el alcohol y las mujeres pero la constante crisis y la falta de empleo para los “jóvenes” no me permite invertir lo que tengo para autodestruirme como quisiera. No paso de una que otra línea, pastillitas y el consuetudinario toque de marihuana. Sólo un par de veces me he inyectado heroína, y de eso ya tiene varios años. Necesito enriquecer mi torrente sanguíneo. Tengo que robar.

Tampoco recuerdo como llegué a Élmer Mendoza y su excelentísima novela Un asesino solitario que capta una instantánea del drenaje profundo de Culiacán. Nunca he viajado a Sinaloa pero cuando lo haga debo ir tatuado con un jaguar y quetzalcoatl en los brazos, una escuadra amarrada al cinto de cocodrilo y unas flamantes gafas negras. Justo ahí, tendré que lastimar y levantar a alguien, traficar, robar y dispararle a una mujer. Oh si, inhalar y repetir la misma dosis, una, otra y otra vez hasta acabarme el cartílago de mi nariz. No sé si lo haga bajo las insignias de la PGR o a mero título personal.

* Homero Aridjis. Sicarios. México: Alfaguara. 2007. 376 p.

israel chávez reséndiz
21:32hrs

6 eyaculaciones:

Q onda cabrón, espero te haya ido super merolllll en tu desmadre del sabado. bueno, pasaba a saludar y a checar tus mamadas que escribes, la neta son de mis paginas de ocio,sale cabrón, metele a la tesis que el el tiempo se pasa en putiza y nos vamos a kedar fuera.

Qué pasó Israel!
La semana que viene te mandaré los textos para lo del magazine y tal, si aún continúa la historia claro. El puto trabajo en la planta de paquetería me asfixia por momentos. Te mandaré algunos textillos reciclados o algunos poemas para muertos e impacientes.
Tomo nota de tus reseñas,
Un saludo quillo!

oye, no te había agradecido que comentaras en mi blog en mi texto sobre el hip hop. gracias por lo que me dices. te voy a linkear. saludos!

Soy estudiante de periodismo en una reconocida universidad. Cuánto daría por escribir en la forma en que lo haces. Maldito país sin oportunidades...

Soy estudiante de periodismo en una reconocida universidad. Cuánto daría por escribir en la forma en que lo haces. Maldito país sin oportunidades...

Soy estudiante de periodismo en una reconocida universidad. Cuánto daría por escribir en la forma en que lo haces. Maldito país sin oportunidades...