Así, la perra historia nos dice, que la vida de buenísimos escritores son dignas de admirar y no por ser ejemplares, sino porque están plagadas de desgracias puras. John Fante murió a causa de diabetes, la maldita enfermedad le carcomió las dos piernas. Como muchos otros, antes de publicar su obra tuvo que soportar una y otra vez el rechazo editorial. No obstante, su vida fuera de la literatura también fue en declive. Sin dinero. Sin trabajo. Aún así sus textos están llenos de honestidad, valentía y fuerza. El mismo Buk, quién prologa Pregúntale al polvo dice que treinta y nueve años después de haberlo leído, el libro todavía se sostiene. “Pero cierto día cogí un libro, lo abrí y se produjo un descubrimiento…Las líneas se encadenaban con soltura a lo largo de las páginas, allí había fluidez. Cada renglón poseía energía propia y lo mismo sucedía con los siguientes. La esencia misma de los renglones daba entidad formal a las páginas, la sensación de que allí se había esculpido algo. He ahí un hombre que no se asustaba de los sentimientos. El humor y el sufrimiento se entremezclaban con sencillez soberbia.”
No lo sé, pero después de haber leído esto creo que mi vida ha concluido. ¿Se puede esperar más?
*Cómo el libro es excesivamente bueno, ahora no les comparto fragmentos, esos me los quedo yo.
Israel Chávez
1 eyaculaciones:
si de hecho fue el Bukowski el que hizò salir a la luz sus novelas. Que me lateria leer en especial la que posteas, sale don nos vermox.
commodore
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